
Por: Manuela Orrego Jaramillo
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Cuando te nombran la famosa frase “un mundo mejor” ¿cuál es el primer pensamiento que tienes? Normalmente, surgen pensamientos sobre ayudas sociales, apoyo a los más necesitados, y un sin-número de actividades proyectadas a un trabajo externo con la comunidad o dirigido a un en-torno específico. Esos y otros pensamientos similares son los que generalmente se cultivan ante esta frase; acciones como las anteriormente señaladas son realmente necesarias y aplaudidas por la sociedad, pero ¿cuándo comenzar a trabajar verdaderamente en ti mismo será parte del trabajo para un mundo mejor?
En la actualidad, el mundo está experimentando una de las crisis con mayor impacto, una situa-ción inesperada que ha causado grandes estragos en diferentes sectores; situaciones que sin lugar a duda, causan claramente una afección en cada uno de los seres humanos, lo que ha traído a flo-te pensamientos y sentimientos de desesperanza, tristeza, desmotivación, y otros más, que llevan a ver a las personas dicha temporada como algo dañino y catastrófico, desorientándose del ver-dadero propósito, “el trabajo en ti mismo”.
¿Por qué creer que el trabajo en ti mismo se enfoca únicamente en hábitos de entrenamiento físi-co, de lectura o de alimentación? Sin menospreciar ninguna de estas actividades, afirmo que “tra-bajar en uno mismo” tiene un significado más profundo y de mayor peso y tiene que ver con cul-tivar la comunión con Dios. Va más allá de conocer tus debilidades, talentos o destrezas; se trata de Él, es conocer y experimentar Su esencia. Es entonces cuando te conoces a ti mismo y el signi-ficado real de las temporadas en tu vida. Es en esta comunión con Dios donde tu visión se aclara, el miedo se opaca, pues es Su verdad la que te permite entender que las crisis tienen el propósito inicial de llevarte a ahondar en su corazón.
Si buscas contribuir con un mundo mejor en esta temporada de crisis, trabaja en ti mismo; pero esta vez, más profundo. Relaciónate con DIOS.