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Parangón

Por: Carolina Rovira

Estoy suscrita a una revista virtual que manda “el origen y significado de la palabra” a mi correo electrónico. Hace poco me llego este artículo sobre el significado de la palabra “Parangón” y me dejó pensando:

Los alquimistas fracasaron en la investigación en pos de una fórmula que les permitiera trasmutar en oro todos los metales. Sin embargo, su trabajo permitió que el hombre avanzara en el conocimiento de las sustancias, preparando el terreno para el advenimiento de la química, que llegaría en el Renacimiento. Descubrieron, por ejemplo, el secreto de la piedra de toque, utilizada hasta hoy por los joyeros. Se trata de cierta variedad de cuarzo, la lidita, que al ser frotada contra un objeto de oro queda con una ligera marca sobre la cual se aplican reactivos. De esta manera, el profesional logra saber si el objeto es realmente de oro y cuál es su grado de pureza.

La lidita o jaspe de Egipto se usa desde la antigüedad, pero los alquimistas preferían llamarla piedra de toque o paragón, palabra tomada del italiano paragonare ‘someter el oro a la prueba de la piedra de toque’. La voz italiana provenía del griego παράκόνάω (parakonao ‘aguzar’, ‘afilar’, ‘sacar punta’), derivado de άκόνη (akoné‘piedra de afilar’). (Elcastellano.org)

Esta definición de parangón me trajo a memoria un versículo bíblico: “Hierro con hierro se afila y el hombre en su trato con el hombre” (Proverbios 27:17).

Las relaciones interpersonales pueden ser en algunos momentos difíciles. Siempre hay personas difíciles para sobrellevar. Pero el versículo dice que nos vamos afilando (estando mejor preparados para lo que viene) en medio de las relaciones interpersonales. Es como si Dios dijera: te pongo al lado un parangón, una piedra de toque para probar si eres oro y para ver de qué calidad es tu oro.

Esto me da esperanza. Quiero ser evaluada como oro fino en mis actitudes, en el trato hacia otros, en valorar al que llega como un instrumento de Dios para formarnos, en valorar que hay algo de Dios en esa persona y por eso merece mi respeto y valoración. Confieso que también me gustaría, tal vez, lograr lo que la alquimia no logró: darle del oro que he recibido a esa piedrita de toque, para que en el futuro, ella toque a otros con brillo y no con hielo.

Una gratitud especial a Dios por aquellas personas “parangones” que ha colocado en mi camino.
Un desafío para ti: ¿esa persona difícil a tu lado será una carga o será un parangón?