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DESDE NUESTRAS RODILLAS, CUMPLIENDO CON EL CÉSAR HACIA LAS URNAS DE VOTACIÓN

Por: Pablo Cano
Director CENFOL Antioquia-Chocó, Caldas.

Quizá nunca antes en la historia de Colombia había sido tan crucial, hacer uso responsable del derecho a votar y elegir a los líderes llamados a conducir los destinos de nuestra Nación.
Como colombianos y cristianos tenemos una doble responsabilidad que nos compromete a ocuparnos de nuestro futuro, en primer lugar, derrotando el abstencionismo y en segundo lugar, eligiendo de acuerdo a nuestros principios.

Son los líderes con llamado, disposición y decisión, los que escriben la historia; ellos se atreven a servir a la comunidad añadiendo determinación y firmeza. Dios está llamando a personas con valores y ética cristiana que salgan de sus zonas cómodas y sean luz allí en medio de las tinieblas, que se involucren en la transformación educativa, económica, social y política de Colombia, pero es la fuerza de la visión de Dios para sus vidas y para Colombia lo que los lleva y sostiene por encima de lo desgastante que pueda llegar a ser la política y sus implicaciones, cumpliendo de esta manera con su llamado.

El destino de las familias, la libertad de expresión, la justicia, la vida del niño que aún no ha nacido y la institución del matrimonio, se ven amenazados por ideologías contrarias a los valores y principios cristianos que han sido fundamento de la identidad de muchos países a través de la historia.
Si no despertamos a tiempo, un día podríamos lamentar el silencio que hicimos en el presente. Por esta razón creo, que debemos impulsar a la nueva generación a que se involucre con su comunidad en los puestos de elección popular y anhelen cargos de influencia y participación política, con el propósito de legislar y gobernar a favor de la estabilidad de la familia y de la protección del valor fundamental de la vida.
Sueño con una Colombia donde su dirigencia la conformen líderes de principios cristianos, cuyos testimonios vigentes y relevantes se comprometan con una real transformación de cada aspecto del país y así de esa manera, nuestra “humanidad que entre cadenas gime, comprenda las palabras del que murió en la cruz”.

Las personas que elegimos para que gobiernen, determinan el destino de la Nación que estamos heredando a nuestros hijos y nietos.

Dios nos guíe en la elección de las personas que dirigirán el destino de nuestros pueblos.

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